El Ecosistema de la Desconfianza y la Comunicación de Trinchera
- Agustin Wenger
- 24 jun
- 2 Min. de lectura
Por Javier Pianta
El punto de partida para cualquier estrategia de comunicación hoy es un dato brutal: la ciudadanía se ha desconectado. El Digital News Report 2025 del Reuters Institute lo expone con una claridad inapelable para el caso argentino: el interés en las noticias se desplomó del 77% al 42% desde 2017; casi la mitad de la población (46%) evita activamente informarse y la confianza general en los medios es de apenas un 32%. El terreno de juego ya no es una plaza pública; es un campo minado por la apatía y el recelo.
En este ecosistema de la desconfianza, las campañas políticas han mutado. La planificación electoral tradicional, con sus cronogramas y fases, se vuelve un ejercicio de ficción. La comunicación ya no es una pirámide jerárquica, sino una constelación de actores que emiten señales en simultáneo, a menudo sin un centro de gravedad claro. La táctica dominante ya no es la creación de un mensaje memorable, sino la estrategia de la inundación digital: una producción masiva y constante de contenido para saturar nichos de afinidad. La batalla no es por la persuasión, es por la omnipresencia dentro de la propia tribu.
Esta nueva forma de operar no es una causa, sino una consecuencia directa del entorno que describe Reuters. Ante la caída de los medios tradicionales y la migración de las audiencias a nuevas plataformas como el streaming, la comunicación política se ha vuelto una guerra de guerrillas. Se refugia en las trincheras ideológicas donde la confianza ya está dada, y desde allí, opera con una lógica de reafirmación para los propios y de hostilidad para los ajenos. No busca tender puentes, sino reforzar los muros del convencimiento preexistente.
El riesgo es que esta comunicación de trinchera, nacida como respuesta a la fragmentación, termine por dinamitar los cimientos del debate democrático. Como expresa Mario Riorda “La grieta mutó. Era polarización política. Se volvió polarización afectiva. Y ahora: clasificación política. Elijo vivir, trabajar, amar con quien piensa como yo. Eso no es democracia. Es miedo. Es hostilidad”.
Nuestro desafío, y nuestra responsabilidad, es entender esta nueva realidad para no ser meros amplificadores de esa hostilidad.
Para un análisis detallado del ecosistema mediático y los datos de los 48 mercados relevados, los invito a descargar el informe completo acá.
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